LA GRAN OBRA DEL POETA, ESCRITOR Y COMPOSITOR LATINOAMERICANO FELIPE PINGLO ALVA .

UN RETO A LA UNESCO, A LA OEA
Y
AL CONGRESO PERUANO.

El Bardo retorna a sus Barrios Altos queridos cantándole a la bohemia, al pueblo y retorna para contraer matrimonio en el año 1920, inmerso en el fragor de los ritmos nuevos que paseaban por el mundo y envuelto en el avance de la tecnología diría yo, que no se dejó influenciar por ellos, sino que formó parte de los mismos, adaptando su creación para que pudiera abarcar todos los rincones de la sociedad moderna de aquellos tiempos, pero no llega a las mismas con pura modernidad, sino que acogido a estas corrientes, transmite su sentir logrando ser así comprendido y aceptado con mayor alcance y ya no es solo el cantante de Barrio, sino que adopta entornos superiores o mayores dentro del fragor artístico sin envidiar nada y copando dichas escalas superiores, parándose de igual a igual en las emisoras radiales y también en los teatros limeños.
Cabe resaltar el gran significado en la conservación de las obras de Pinglo, a los cuales no se hace mención ni se le otorga la valía que respecta, de no haber sido por las personas que citaré, estas valiosas obras literarias y musicales se hubieran perdido o hubieran aterrizado en otras manos, como se sabe que así fue con algunas de ellas, estoy refiriéndome a Doña Isabel Mejía de Ramírez y su hija Teófila (La Coco) Ramírez Mejía, celosas guardianas de este gran tesoro literario y autoral, hasta casi fines del siglo pasado, ambas damas limeñas, eran además parientes cercanas de Doña Juanita Díaz Marchand y de Doña María Marchand Perez, Felipa Marchand Perez, Julio Marchand Perez y Don Carlos Rospigliosi Marchand en cuyo domicilio el Bardo curó la herida de bala que sufriera en circunstancias extrañas.
Teófila, quien integró en aquellos tiempos, el “Trio Mercedarias“; era la esposa del compositor y músico Arequipeño Augusto (Cojo) Ballón, La buena Isabel, era comadre de Pinglo y Teófila, ahijada del Bardo, hasta donde se ha tenido conocimiento.

De Vuelta al Barrio

De nuevo al retomar,
al barrio que dejé,
la guardia vieja son,
los muchachos de ayer.

No existe ya el café,
ni el criollo restaurant,
ni el italiano está,
donde era su vender.

Ha muerto doña Cruz,
que juntito al solar,
se solía poner,
a realizar sus ventas,
al atardecer,
ya no hay los picarones,
de la buena Isabel,
todo, todo se ha ido,
los años al correr.

Barrio de mi ilusión,
de tí yo me alejé,
pensando que al rodar,
no fuera el mundo cruel.

Tus glorias de otros tiempos,
procuré al retornar,
y el pendón de tu nombre,
orgulloso paseé.

Hoy de nuevo al llegar,
cansado de la lid,
a los nuevos bohemios,
entrego el pendón,
para que lo conserven,
y siempre hagan flamear,
celosos de su barrio,
y de su tradición.

Rompiendo la quietud,
del barrio al dormitar,
el viento al rezongar,
ha traído hasta mí,
las notas de un cantor,
melódico y que así,
con su bello cantar,
invitaba a danzar.

Nostalgias de bohemio,
entre mí han surgido,
y lleno de afán,
añoré con envidia,
aquellos laureles,
de tiempos atrás;
la vida en su misterio,
me ha dado una verdad,
los tiempos que se fueron,
esos no volverán.



MI SERRANA ( LINDA SERRANA)

Oh linda serrana de mi amor
hoy que alejado me hallo de ti
al viento confío mi triste gemir
lloro las penas del corazón
sufro porque alejado estoy
de esa mi serrana primorosa flor.

Viento tu que escuchas tan hondo pesar
lleva entre tus hondas todo mi sentir
cruzando los Andes llega hasta la choza
donde una serrana suspira por mi
dile que por ella vivo en el martirio
y sufro la ausencia de mi querubín.

Amorosos y llenos de fe
en noche de luna y de ilusión
juntos soñaremos eterna pasión
y cuando al radiante saludan
cantando las aves,
cantando las aves un himno de amor.



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