UN RETO A LA UNESCO, A LA OEA Y

AL CONGRESO PERUANO

LA GRAN OBRA DEL POETA, ESCRITOR Y COMPOSITOR LATINOAMERICANO FELIPE PINGLO ALVA


Está inmerso dentro de todo derecho y principio, el reconocérsele su gran aporte literario paralelo a su música; Pinglo Alva, fue consciente de la situación atravesada por la llegada al país de ritmos extranjeros a los cuales respetó, y si bien fue cierto que en la historia se reseña como si hubiera sido “un punto de quiebre en el desarrollo de nuestra cultural criolla” dentro del afanoso pensamiento que ha venido subsistiendo desde ese entonces, es también cierto que dentro de ese gran cumulo de manifestaciones que soslayaban que LA MUSICA CRIOLLA ESTABA MURIENDOSE, todo esto le sirvió de soporte e incentivo para hacer de nuestra música criolla peruana, fuera reconocida fuera de los linderos de la Patria.

Esta manifestación, no restó importancia ni valía, ni socavó su espíritu y afán, por lo contrario, solo conllevó a que su creación sirviera como punto de apoyo a la de sus colegas compositores y a la ciudadanía que veía en él, al salvador del momento, pero AL MAS GRANDE, sin embargo de forma paralela, como ha venido sucediéndose hasta estos nuestros tiempos, han existido y existen también personajes que han obtenido para sus arcas y vitrinas, reconocimientos, títulos, posiciones y situaciones económicas ventajosas y provechosas, pero olvidando la cuestión de forma y constituyéndonos a los asuntos de fondo; todo ello, conlleva a la procedencia de encontrarse viable UN MERITORIO RECONOCIMIENTO A LA VALIA DE LA GRAN OBRA LEGADA POR EL MAESTRO.

SUEÑOS DE OPIO

 

Sobre regios almohadones  recostada,
incitante me sonríe bella hurí
cual reina de que hablan los cuentos de hadas,
deslumbrante se presenta para mí.

Sus miradas son de fuego, me enloquecen;
ella me ama y me ofrece frenesí
en su rostro de querube o de Nereida
se adivinan deseos de goces mil.

Droga divina, bálsamo eterno
opio y ensueño dan vida al ser;
aspiro el humo que da grandezas
y cuando sueño, vuelvo a nacer.

Me vuelvo dueño de mil riquezas,
lindas mujeres forman mi harén
y en medio de ellas, yo adormitado
libando dichas, bebiendo halagos
entre los brazos de una mujer.

Primorosas odaliscas en mi torno
obedecen mi cariño de Rajá;
y sus mimos y cariños amorosos
son tributos de esclavas a su sultán.

Una y otra me suplican que las ame,
y les brinde mi cariño más sensual,
¡Oh, delicias que nos duraron tan sólo
lo que el opio en mi ilusión pudo forjar.


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